El Palacio de Potala

En el hotel de 5 estrellas en España Asia Gardens Hotel & Thai Spa seguimos viajando por Asia para conocer los entresijos de su cultura. Hoy nos trasladamos a China, concretamente al Tíbet, para hablaros sobre uno de sus monumentos más importantes: el Palacio de Potala.

El Palacio de Potala, también llamado segunda montaña Putuo, es la máxima expresión de la arquitectura tibetana. Constituye la residencia del Dalái Lama. Construido sobre la pendiente de la Montaña Roja en el centro de Lhasa, capital de Tíbet, a 3.700 metros sobre el nivel del mar, está considerado como la mayor construcción de un palacio o fortaleza de la antigüedad que se conserva en la actualidad.

Fue construido en el siglo VII por orden del rey tibetano Sontsan Gampo. Solicitó construirlo para la princesa Wen Cheng de la dinastía Tang quien más adelante se convertiría en su esposa. Siglos más tarde, tras ser destruido por las guerras, fue reconstruido por el quinto Dalái Lama Lozang Gyatso en el año 1648. El Palacio de Potala sirvió como residencia al Dalai hasta el año 1950 cuando el XIV y actual Dalai se exilió a la India tras la invasión china.

Todas las piedras empleadas en su construcción, ya que la rueda no había sido todavía introducida, tuvieron que ser llevadas por burros o a las espaldas de los más de 7.000 trabajadores.

El Palacio de Potala ocupa más de 410.000 metros cuadrados y posee una altura de 115 metros repartidos en 13 pisos. Abarca el Palacio Blanco o Portang Karpo, en la parte oriental, que era empleado como dormitorio y sala de estudio por el Dalái Lama; el Palacio Rojo o Potrang Marpo, en la parte central, destinado a la lectura de sutras, y un salón donde se conservaban los estupas o monumentos funerarios con los restos mortales de los Dalái Lamas de diferentes periodos. Delante del Palacio Rojo hay un muro blanco donde se despliega el gran retrato de Buda los días festivos. Al oeste están situados los dormitorios de color blanco que acogían a los bonzos de confianza del Dalái.

Concebido como un lugar sagrado por los budistas tibetanos, miles de peregrinos y turistas lo visitan cada año. La visita se inicia al pie de la colina hasta llegar a la Puerta del Este, donde se encuentran las efigies de los cuatro dioses guardianes.

Los actuales arquitectos tibetanos no conciben el Palacio de Potala como una construcción obra del hombre, sino de la propia naturaleza. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1994.

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